Laboratorios farmaceúticos Made, Madrid
Miguel Fisac 

Laboratorios farmaceúticos Made, Madrid

Miguel Fisac 


La sede de los laboratorios Made, en la que ya usa el hormigón como único material, anuncia dos cuestiones que marcarán la producción del arquitecto durante los años 1960: por un lado, la fructífera relación con la industria farmacéutica, para la que diseña una decena de proyectos, y por otro, las vigas denominadas huesos, que empleará en naves, colegios e incluso en el campo de la vivienda.

«La marquesina enlaza aquí un volumen de cinco pisos con otro de dos que yo pacté con la Gerencia de Urbanismo para evitar las tres plantas previstas. Son piezas macizas de sección variable para evacuar el agua de lluvia, que acaba cayendo en un estanque. Pero lo más importante ahí fue cómo convencí al propietario para dejar el hormigón visto, hablándole de los griegos. Y es que los dos momentos de la arquitectura que considero auténticos, porque parten de una necesidad, son el templo griego y el templo gótico. Los góticos tienen que cubrir las catedrales y, como se hunden todas, van inventando primero el arco apuntado, después los arbotantes; más tarde crearon pináculos para que su peso compensara los empujes horizontales...Y los griegos igual: la casa griega constaba de cuatro paredes y un techo a dos aguas, y ellos consideraron que las casas de los dioses iban a ser así, pero mucho más importantes, más grandes. Así hicieron el Partenón, un edificio con el que yo aprendí muchísimo, porque desde el centro de los propíleos lo ves girado de tal manera que la proporción entre sus dos caras es un número áureo. Hace falta tener una cultura tremenda para colocar la Acrópolis como la colocaron. Y sin embargo, el mármol lo cubrieron de estuco. Yo les contaba esto a los dueños de los laboratorios Made porque a lo largo de la historia, lo que más ha costado digerir ha sido la piel de los edificios y hasta Ictinos y Calícatres estucan la piedra.»

«Pero los romanos vieron ya el Partenón sin estucos y entonces conciben edificios sin ellos. Y cuando en el Renacimiento se ven los restos romanos sin ningún recubrimiento, en el palacio Pitti Brunelleschi ya deja las piedras sin labrar. O sea, que ha ido todo muy despacio y yo lo que no quería era disfrazar el material. Pero el cliente seguía pensando que su sede iba a parecer a medio terminar. Entonces tuve un golpe de suerte, porque él había comprado unas patentes en Alemania y cuando vinieron los vendedores quiso enseñarles el edificio. Ante las fachadas de hormigón casi terminadas, que el cliente insistía en revestir, los alemanes dijeron ‘¡qué moderno!, en nuestro país quieren empezar a hacer esto’. Y al día siguiente vino hinchadísimo y dijo que adelante con el hormigón visto.»... [+]