La torre y el zócalo de usos mixtos proyectados en Vancouver pretenden dar continuidad a la corta aunque exitosa historia urbanística de la ciudad canadiense. La intervención se sitúa en la entrada desde el puente de Granville, en una posición tan estratégica como compleja, afectada por una autopista que atraviesa el solar. Lejos de ser un obstáculo, esta situación se convierte precisamente en el desencadenante del proyecto, que segrega los siguientes elementos: una torre de planta triangular, cuyo alabeo permite las vistas sobre el entorno montañoso de la ciudad; y un zócalo fragmentado, con espacios públicos de diversas escalas que prolongan la trama urbana y fomentan la actividad a pie de calle.

La huella de la torre surge como resultado de dos condicionantes. Por un lado, el retranqueo de treinta metros desde el puente Granville para evitar viviendas con ventanas y balcones expuestos al ruido del tráfico; y por otro, la preocupación por no arrojar sombra sobre el parque colindante al sur del solar. Partiendo de esta ineficiente forma triangular en su base, la torre asciende y se modela hasta adoptar una óptima planta rectangular. Se consigue así aumentar los espacios vivideros en la parte superior, y liberar la planta baja en favor de un espacio público.