La galería de arte Lynn Goode se sitúa en un barrio de Houston conocido como el ‘gallery corridor’, la ‘travesía de las salas de arte’. Con sus 420 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, el edificio es el resultado de respetar tres robles que dan carácter a la parcela. En el vacío que queda entre los árboles se levanta una construcción de entramado de madera, en cuyo centro una escalera divide y a la vez integra cada uno de los espacios expositivos. Esta escalera hace las veces de plataforma o puente a través del cual los visitantes pueden contemplar desde arriba los objetos expuestos y las vistas sobre los robles enmarcadas mediante huecos de sencilla geometría. La galería se concibe no sólo como un contenedor para exponer y almacenar obras de arte contemporáneo, sino como un espacio que hace posible y contiene la experiencia de la propia contemplación artística. La luz natural, que procede en su mayor parte del norte y el este, baña cada una de las salas, filtrándose a través del refugio que conforman los tres robles. Al conjunto se suma un patio, que funciona como espacio al aire libre para esculturas. El resultado: un lugar cuya quietud sólo alteran el crujido de las ramas de los robles y las sombras dinámicas que estas proyectan sobre las paredes de enlucido brillante de la galería.