Facultad de Ciencias, Sevilla
Alejandro de la Sota 

Facultad de Ciencias, Sevilla

Alejandro de la Sota 


En agosto de 1969 muere Mies en Chicago. Como homenaje al maestro, Sota publica a contracorriente el conocido texto ‘La grande y honrosa orfandad’, en el que revela su personal y luminoso decálogo de renuncias inherentes a la arquitectura. Un año después, con un ejercicio inoportuno, es derrotado en la oposición a la cátedra de Proyectos de la Escuela de Madrid. Se aleja entonces definitivamente de las publicaciones y la docencia, parapetándose, aislado e intransigente, tras esa actitud de progresiva reducción de su vocabulario formal que defenderá hasta el final.

El encargo de la Facultad de Ciencias de Sevilla fue objeto de un concurso convocado en 1972 por el Ministerio de Educación. El proyecto se realizó con poco tiempo, casi simultáneamente a su materialización, que tenía un plazo de ejecución también muy reducido. La construcción comenzó en abril, y en octubre estaba terminada. Estas condiciones impidieron al arquitecto materilizar las investigaciones iniciadas en 1970 con el concurso de Bankunión. Por ello, esta obra se entiende mejor agrupada junto a las anteriores a aquel año.

La Facultad de Ciencias se sitúa en una geografía adversa. En consecuencia, se ordena con un esquema simétrico alrededor de un patio longitudinal no transitable, a través del cual se ilumina el edificio. Este patio que jerarquiza las funciones y segrega los tráficos, se transforma en protagonista del espacio y la vida de la facultad. En su envés, el exterior es hermético. Las fachadas de ladrillo enfatizan el carácter centrípeto de la obra y se rasgan con bandas estrechas cerradas por celosías que no revelan en absoluto la organización espacial interior.

El proyecto se genera desde la materialización de una malla que se traslada automáticamente a la obra. Una geometría exacta identifica la estructura de acero con la organización espacial del conjunto. Esta malla define un orden elemental y flexible que fija con ciertos desajustes el esqueleto portante, pero, sobre todo, es una decisión previa que contiene el proyecto en su totalidad y que permite aplazar o evitar otras decisiones. Sin embargo, la abstracción limpia de las mallas de Mies está pervertida aquí, y esta desviación se enfatiza por la presencia constante y brutal de la nervadura dorada que se dibuja sobre los paños blancos del edificio; aparece en la estructura, las escaleras y las barandillas. Esto le aporta un carácter industrial poderoso y eficaz.

El proyecto es resultado de las condiciones del encargo, y permitió que la obra fuera posible como construcción y como arquitectura. Sota recibió por ella el Premio Nacional de Arquitectura en 1974... [+]