Gravitando cada  vez con más independencia en la periferia madrileña, Pozuelo de Alarcón ha experimentado un crecimiento paralelo al de sus infraestructuras y servicios. En una zona residencial del sur de la localidad, un solar que linda con tres viales y un bloque de viviendas fue elegido para levantar un centro de salud. La proximidad al cementerio –especialmente inoportuna en un edificio que tiene por cometido sanar enfermos– inspiró una solución que destaca por su hermetismo. Un prisma introvertido y compacto reserva en su interior un espacio diáfano y luminoso que busca aliviar el pesar de los que acuden al centro.

Ante la pendiente variable del terreno, esta construcción se implanta sobre un zócalo que define una «línea de flotación» distinta en cada flanco. De planta rectangular y con su eje mayor en dirección este-oeste, el edificio deja una calle interior junto a la linde norte que sirve de acceso al aparcamiento del personal sanitario. Junto a este pasaje, en la esquina nordeste del paralelepípedo construido, se ubican la entrada de público y la sala de urgencias, buscando la mayor visibilidad posible. La coraza de la envolvente se refuerza en planta con la estructura compartimentada que alberga consultas, aseos y despachos, ciñendo todo el perímetro. Como un gran corazón vacío, un espacio de doble altura se abre en el centro de esta masa densa y permite leer el interior como una habitación única, cuyo contorno curvilíneo se percibe en escorzo desde la entrada. Este atrio cubierto se transforma así en vínculo de los lugares de tránsito y espera dispuestos a su alrededor, facilitando la orientación de los pacientes al hacer explícita la estructura compositiva y funcional del edificio.

La proximidad al cementerio llevó a plantear un edificio duro y hermético que sorprende al interior con un atrio de doble altura y contornos sinuosos; una escalera curva subraya el papel de este vacío como vínculo visual entre las distintas zonas de tránsito y espera.

Además de los dos núcleos de comunicación incluidos en la corona compartimentada del perímetro, una escalinata tendida y curva conduce a la planta superior, desde donde se puede contemplar una espectacular panorámica de la sierra a través del ventanal practicado en su alzado norte. La luminosidad difusa de este hueco contrasta con la luz directa de la linterna abierta sobre el vacío central, una franja de vidrio paralela al perímetro construido que introduce en este espacio introvertido una referencia al transcurrir del día. La estructura reticular de acero y madera domina el espacio y sustenta tanto las losas de forjado como el cerramiento de hormigón «in situ» encofrado con tablas machihembradas. El pavimento —de mármol Macael y terrazo gris— redunda en la definición compacta del centro de salud, que descansa como una roca in-erme entre los prunos y las madreselvas del jardín.


Cliente Client
Insalud

Arquitectos Architects
Javier Frechilla, Carmen Herrero, José Manuel López-Peláez

Colaboradores Collaborators
Eduardo Sánchez, Samuel Torres, Luis Martínez, Ángeles Navas; Emilio Rodríguez, Manuel Iglesias (aparejadores quantity surveyors) 

Consultores Consultants
José Luis de Miguel, Pilar Contreras (estructura structure)

Contratista Contractor
Joca

Fotos Photos
Duccio Malagamba