Ubicada en una zona de baja densidad de Parañaque, una municipalidad de la Manila metropolitana, esta vivienda adopta la tipología tradicional de la casa-patio, heredada de la época en que Filipinas fue colonia española. Partiendo de este esquema, y apilándose para formar un marcado escalonamiento, la planta se estructura en tres bandas: una exterior, más baja, correspondiente al vestíbulo y el garaje; una intermedia, sin cubrir, donde se dispone el patio; y una interior, de tres alturas, que cobija las zonas privadas.

La singularidad del edificio está en el empleo extensivo que en él se hacen de los materiales y las técnicas tradicionales: granito de Araal aplicado en el vestíbulo; grava y conchas marinas en los morteros; y, sobre todo, el bambú utilizado como revestimiento, que se convierte en el protagonista del proyecto. Una vez tintadas y barnizadas, las cañas obtenidas de cultivos locales se utilizan para formar la doble hoja de la fachada, compuesta por un paramento exterior muy denso que protege el espacio habitado de la intensa radiación solar sin renunciar a la ventilación natural, y una capa interior formada por correderas del mismo material, que permiten graduar la apertura de los huecos.