La ‘ingenuidad’ de Foster

Luis Fernández-Galiano 
01/01/2014


Bajo el título ‘The ‘naïveté’ of Verdi’, Isaiah Berlin exploró las diferencias entre los artistas que están en paz consigo mismos y aquellos en conflicto con la naturaleza o la sociedad. Con característica agudeza, en este texto de 1968 (recogido en Against the Current, 1979), el historiador de las ideas desarrolló la tesis sugerida por Friedrich Schiller en un ensayo publicado en 1795, Über naive und sentimentalische Dichtung, que distinguía entre los poetas que trabajan en feliz ignorancia de tensiones y aquellos agobiados por la introspección. Entendido así, Cervantes, Bach, Händel, Rubens o Haydn serían ‘ingenuos’, mientras que Byron, Flaubert, Wagner, Marx o Nietzsche serían considerados ‘sentimentales’. «Entre los compositores de genio —escribe Berlin— Verdi es quizá el último creador completo, autosuficiente, embebido en su arte... impersonal, secamente objetivo, en comunión con su música», cualidades todas que lo convierten en un gran artista ingenuo, y que podrían fácilmente extenderse al propio Norman Foster, arrojando quizá luz sobre el título de este texto.

A Berlin le preocupa no ser bien entendido: «Decir que Verdi era ingenuo en cualquiera de las acepciones habituales es simplemente absurdo». Pero podemos usar ese término en el sentido de Schiller, para describir a aquellos artistas que no son conscientes de fractura alguna, sean internas o con su medio. En palabras del propio Schiller: «La forma seca y verdadera con la que esta clase de poeta trata los temas a menudo parece carente de sensibilidad. Su objeto lo posee enteramente... Él es la obra, porque la obra es él». Homero, Esquilo, Shakespeare, e incluso Goethe —añade Berlin— son poetas de este tipo. «No son, como poetas, conscientes de sí. No se hacen a un lado, como Virgilio o Ariosto, para contemplar su creación y expresar sus propios sentimientos». Si se nos autoriza a extender a la arquitectura las categorías de Schiller, quizá podríamos mencionar a Bernini, Gaudí, Mies, Foster o Sejima como ingenuos, mientras que Borromini, Soane, Le Corbusier, Moneo o Koolhaas serían sentimentales: artistas conscientes de sí, de su extrañamiento respecto a la «unidad original e intacta de pensamiento y acción, de sentimiento y expresión»... [+]


Etiquetas incluidas: