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BIG, museo en Suiza

Relojes y espirales

31/08/2020


Uno de los motivos recurrentes de la obra, ya extensa, de Bjarke Ingels es la espiral. Si para los arquitectos del pasado la espiral era la expresión del movimiento, para Ingels es una forma que permite también dar continuidad expresiva a situaciones diversas, amén de —por supuesto— una figura capaz de generar imágenes atractivas. Tales funciones desempeña la espiral en el Museo Atelier Audemars Piguet que BIG acaba de construir para la prestigiosa compañía relojera en su sede de Le Brassus (Suiza).

Situado en un bello enclave natural, el edificio se plantea como el nexo entre la tradición de Audemars Piguet —que, desde su fundación en 1875, es una empresa familiar— y el espíritu innovador de la marca, y a la vez como un nexo entre los edificios del lugar y el paisaje. Con este propósito, el pabellón se enrosca sobre sí mismo para contener un itinerario que recorre la historia de la compañía y el proceso de fabricación de los relojes. El resultado es que, como en el Guggenheim de Nueva York, la forma del museo acaba siendo indistinguible del recorrido expositivo, y se traduce en una espiral que parece emerger de la tierra en un juego sinuoso de cubiertas verdes y franjas acristaladas.


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